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Imágenes de mujeres

Las figuras femeninas talladas y grabadas de la última Edad de Hielo, que datan de aproximadamente entre 16.000 y 12.000 años de antigüedad, son formas abstractas a menudo reducidas a unas pocas líneas que reflejan la esencia de la sexualidad femenina en figuras geométricas, siluetas y esculturas minimalistas. Presentan un estilo distinto, y tal vez encarnan la reminiscencia del significado de las esculturas femeninas del período anterior, hace entre unos 32.000 y 20.000 años, en el que por lo general se representan figuras que proporcionan cuidados maternos.

En ocasiones hallamos siluetas y figuras minimalistas de piedra en objetos funcionales, pero normalmente se observan en dibujos rupestres o grabados en losas de piedra, así como en esculturas de hueso, marfil o piedra, o en cuentas y colgantes elaborados con estos materiales. Carecen de cabeza, están representadas con el cuerpo de perfil, desde los hombros hasta la rodilla, y a menudo se hace hincapié en la curvatura de la cadera y el muslo. Los senos pueden estar presentes o no. Las imágenes representan figuras jóvenes y con un gran potencial sexual. A veces la curvatura o el ángulo entre el torso y el muslo parecen transmitir una sensación de movimiento, como si la figura estuviera danzando.

Muchas pinturas, esculturas y dibujos modernos también expresan la belleza y el erotismo abstrayendo el cuerpo femenino de este modo. Esta abstracción permite a la mente utilizar la imaginación para completar los detalles e interpretar los aspectos de mayor interés para el espectador. En este sentido, representan la capacidad intelectual para simbolizar y dar significado a la forma sin necesidad de ser realistas. Es imposible determinar si su interpretación es puramente sexual o un reflejo icónico del importante papel que desempeñaban las mujeres en el grupo social o según lo dictado por las creencias. Estas abstracciones combinan una sexualidad elegante con una realidad intelectual, más que un naturalismo directo. Son cuerpos idealizados y, como tales, son indicio de unas mentes impulsadas por un cerebro moderno, en el que las facultades de la comunicación y la creatividad están completamente desarrolladas.

Algunas de las figuras que carecen de senos claramente definidos pueden interpretarse como sexualmente ambiguas. La sencillez de sus formas parece desafiar una clara categorización de lo masculino y lo femenino. Estas piezas distancian al espectador de lo familiar, expresando un desdibujamiento subconsciente de la sexualidad tal y como se aprecia en diversas obras surrealistas modernas, como los desnudos que Brassaï fotografió en 1933, o las esculturas de torsos que Brancusi esculpió en 1924 y 1926, que pueden interpretarse como falos o torsos femeninos.


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