La punta de Volgu, una obra maestra del arte de los talladores de herramientas líticas
Volgu, Saona y Loira, Francia
Sílex
Longitud: 28.2 cm
The British Museum, Londres
st582a
Esta punta en forma de hoja, extremadamente delgada y con un hermoso acabado, fue hallada en Volgu, Saona y Loira, Francia, y constituye una de las obras maestras del arte de los talladores de herramientas líticas. A efectos prácticos y funcionales, las puntas de lanza elaboradas con piedra en forma de hoja solían medir entre 3 y 10 centímetros de largo y en su fabricación solo se empleaban unos pocos minutos. Sin embargo, tanto esta punta, como las otras catorce que se hallaron escondidas y deliberadamente enterradas junto a ella, miden entre 23 y 30 centímetros de largo y menos de un centímetro de grosor. La fabricación de cada una de ellas requirió unas cinco horas de trabajo, así como una gran habilidad, ya que el desprendimiento de cada lasca debía calcularse con precisión y el borde prepararse mediante abrasión y practicando pequeñas muescas para lograr un control idóneo de la extracción y así evitar roturas. Este trabajo precisaba experiencia y la capacidad de prever la secuencia de trabajo antes de realizar diversas extracciones con el fin de mantener la simetría y rectitud de los bordes, que son tan finos que resulta imposible desprender más lascas. El resultado final de esta significativa inversión de tiempo no era un arma más eficaz, sino una proeza no funcional con frágiles bordes que no muestran indicios de uso ni desperfectos. Una talla lítica tan exigente, elaborada con sílex obtenido a más de 150 kilómetros de distancia, y en varias fases de trabajo para conseguir una forma y un volumen preconcebidos, es como una escultura, lo que demuestra la capacidad y destreza de su creador, al tiempo que revela la capacidad de materializar y comunicar ideas mediante la producción de objetos de alta calidad realizados por especialistas. Junto a las puntas de Volgu no se hallaron restos de lascas, huesos ni otros desechos de las actividades cotidianas, lo que parece indicar que fueron enterradas a propósito a causa de su valor, pero la naturaleza de dicho valor sigue siendo un misterio. Dado que las puntas ponen de relieve una asombrosa habilidad técnica, pero carecen de funcionalidad, no tienen ningún valor económico y podrían ser una metáfora del estatus y de la relación entre el tallador de utensilios y un próspero cazador. Lo que ha dado lugar a esta teoría es la evidencia de un conocimiento experto de las mejores fuentes de sílex y de técnicas especializadas para la producción de puntas óptimas con una elevada inversión de tiempo, así como la difusión del producto a través de migraciones a lo largo de un territorio o mediante su intercambio entre distintos grupos. Al igual que una escultura, la punta de Volgu revela un cerebro visual capaz de percibir la perfección en la creación de un concepto en lugar de una punta de lanza funcional. A través de este objeto, la mente es capaz de establecer un vínculo con conceptos de poder, así como con la riqueza, el estatus y la relación con el tallador, el propietario o un grupo social más amplio. Los creadores de puntas en forma de hoja realizaron pinturas en las cuevas de Lascaux y de Altamira.
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