Espátula en forma de pez

Espátula en forma de pez

El Pendo, Cantabria, España

Hueso
Longitud: 19,8 cm
Museo de Prehistoria y Arqueología de Cantabria, Santander
1739

Aunque se encuentra dañado, en lo que podría ser el extremo utilizado, se cree que este hueso de costilla, al que se dio forma y decoró, podría haber sido una especie de espátula cuya función se desconoce. La ambigüedad de su propósito es mayor al considerar la posibilidad de que esta pieza decorada con asombrosos motivos también fuera la representación figurativa de un pez óseo no comestible.

El contorno alargado del cuerpo se estrecha, para luego curvarse hacia fuera y formar la cola. Se dio forma a los bordes con sumo cuidado mediante un proceso de raspado y pulido, pero el extremo considerado como la cabeza está dañado, posiblemente a causa de un uso anterior. En una de las caras, el hueso simplemente ha sido raspado y pulido, mientras que, en la cara opuesta, la parte central está decorada con líneas diagonales incisas que se cruzan formando rombos como si se tratara de una red. La cola presenta dos grupos de tres incisiones curvilíneas. En el borde superior, una fila de incisiones diagonales sugieren la aleta dorsal y dos grupos de filas independientes en el borde inferior podrían ser las aletas pélvica y anal. Las líneas más horizontales detrás de la zona dañada podrían indicar el opérculo.

Suponiendo que la interpretación figurativa del diseño sea correcta, podría tratarse de un amia calva. Estos peces suben a la superficie para respirar aire, por lo que se encuentran en aguas dulces poco profundas. Se alimentan de otros peces y presentan esqueletos particularmente óseos, con una textura algodonosa y espinas que los convierten en incomestibles. Sigue siendo un misterio cómo un pez de estas características despertó tanto interés como para justificar numerosas horas de trabajo delicado y especializado. Tal vez la imagen representaba una advertencia o se consideraba que sus hábitos eran los de un mensajero de las tinieblas. Por otro lado, los motivos en forma de red podrían tratarse de una expresión de fenómenos entópticos, efectos visuales generados en el ojo durante la fase del sueño en que se producen movimientos oculares rápidos, o bien durante el estado consciente por el consumo de drogas, la privación sensorial, el dolor, el cansancio, la meditación o los trastornos patológicos, tales como migraña o episodios epilépticos.

Dejando al margen tales especulaciones, se conocen muchas representaciones de peces de la última Edad de Hielo y, en los casos en que pueden identificarse, suelen representar especies comestibles, como el salmón y la trucha, cuya piel también se aprovecha. Una pequeña representación tallada en hueso, hallada en Lespugue, Alta Garona, Francia, muestra un pez marino plano, probablemente un lenguado, aunque el yacimiento se encuentra a unos 200 kilómetros de las costas del Atlántico y del Mediterráneo.

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