Escultura de caballo arrodillado

Escultura de caballo arrodillado

Duruthy, Landas, Francia

Arenisca
Longitud: 13,8 cm
Musée Archéologique d’Arthous, Hastingues
950903 79.1.3

Este caballo arrodillado es una obra maestra esculpida en un bloque de arenisca de color amarillento que a causa de los sedimentos del abrigo rocoso adquirió una tonalidad pardo-rojiza. Presenta más volumen que cualquier otra escultura conocida de la época, y muestra la totalidad del animal de rodillas, con las patas flexionadas debajo de él. Estas no están esculpidas con detalle, a diferencia de la parte superior del cuerpo, a la que el artista prestó atención y representó con vitalidad. La obra realizada raspando los contornos y volúmenes del cuerpo y grabando los detalles; sin embargo, en el lado izquierdo de la base también se aprecian pequeñas marcas causadas por la eliminación de diminutas lascas mediante un percusor suave.

La postura del caballo guarda unas proporciones adecuadas y es realista. Presenta la corta cabeza ligeramente girada, y las orejas, esculpidas en relieve, están inclinadas hacia atrás, lo que indica que el caballo está en reposo y relajado. Los ojos ovalados, los ollares y los detalles del mentón se han grabado de un modo natural, al tiempo que el copete y la línea de la crin resultan bastante manifiestos. Vista desde arriba, la línea del lomo, el volumen de los cuartos traseros y la base de la cola están bien proporcionados.

Esta escultura se halló sobre cinco fragmentos de mentones de caballo reales que conservaban algunos de los incisivos y caninos. En dos de estos fragmentos se encontraron dos dientes de lobo y un cuchillo lítico. Cerca de allí, en un radio de unos sesenta centímetros, había dos cráneos equinos y otras dos cabezas de caballo esculpidas. Esta extraña combinación sugirió al arqueólogo que la escultura no solo representaba a un caballo, sino al caballo: un animal sagrado o asistente espiritual contemplado en reposo. Es una opinión que tal vez se sustenta en la ubicación de este yacimiento, a los pies de un acantilado desde el que se disfruta de extraordinarias vistas, y en el hecho de que este es uno de los pocos yacimientos de los Pirineos que contiene sepulturas humanas: un hombre y una mujer. Las dos cabezas de caballo más pequeñas de piedra caliza y marfil, halladas junto a los otros elementos, son igual de impresionantes y es muy posible que fueran realizadas por el mismo escultor, dado que presentan la misma habilidad y pericia.

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