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Motivos ornamentales, propósito e identidad

Las superficies con motivos ornamentales pueden reflejar el puro placer que supone adornar un objeto decorándolo, o constituir una forma de expresar información a través de la abstracción. Los motivos en sí mismos pueden ser un medio para compartir experiencias espirituales o metáforas destinadas a expresar conceptos tales como el estatus, el territorio y la identidad. Hacia finales de la última Edad de Hielo, se incluyen motivos ornamentales en diversos objetos carentes de una función utilitaria, así como en adornos de carácter personal. Los motivos ornamentales pueden ser fruto de la actividad natural del cerebro y una forma de fijar efectos visuales transitorios generados en el ojo durante la fase del sueño REM (movimientos oculares rápidos), o bien en estado de éxtasis inducido durante el estado consciente por el consumo de drogas, la privación sensorial, las danzas, los cantos, los sonidos de tambores, el dolor, el cansancio, la meditación o los trastornos patológicos, tales como migraña, epilepsia y esquizofrenia. Estos efectos se conocen como fenómenos entópticos y los zigzags, las líneas ondulantes, los puntos, las espirales o los círculos concéntricos, todos ellos, están presentes en los objetos con motivos ornamentales y en el arte rupestre de la última Edad de Hielo, según se muestra en los gráficos de la instalación fílmica de la exposición. Es posible que estos motivos sean arquetípicos y se encuentren omnipresentes, porque todo el mundo experimenta fenómenos entópticos. Para la mayoría de las personas, los efectos son transitorios y se olvidan. Únicamente quienes tienen una experiencia intensa y memorable de estos fenómenos son capaces de transformarlos en medios, que pueden tener un significado específico, para compartir con los demás. Tanto las visiones transferibles, como las personas capaces de tenerlas y los estados de trance o ataques epilépticos durante los que se experimentan esas visiones, son especiales y particulares. Algunos arqueólogos relacionan esta capacidad y el hecho de compartir las visiones experimentadas con los chamanes de los sistemas de creencias que se basan en la comunicación ritual con espíritus sobrenaturales. Cabe la posibilidad de que esto sea conexiones neuronales entre las distintas áreas del cerebro que constituyen la base de la creatividad podría haberlas realizado cualquier persona como una forma de intercambio de conocimientos.

En el arte, los motivos ornamentales pueden utilizarse para imitar o perfeccionar formas materiales y para transmitir información acerca de lugares, elementos y condiciones a través de la abstracción y la metáfora. Esto no transmite el funcionamiento del cerebro subconsciente como en la hipótesis chamánica, sino el funcionamiento normal de la mente consciente; de este modo, las piezas con motivos ornamentales tal vez fueran una forma de simbolizar aspectos de la identidad individual o grupal, el territorio en términos de paisaje o posesión, o las cualidades de elementos tales como el viento y el agua, o los sonidos. Todos estos elementos tienen en común que se tratan de fenómenos que carecen de formas visuales constantes y que deben inventarse con el fin de comunicar su idiosincrasia. Lamentablemente, no existe ningún diccionario que nos permita traducir los motivos ornamentales de la última Edad de Hielo a un lenguaje que podamos leer en el siglo XXI, por lo que su interpretación es muy variada e incierta. Los números también se pueden expresar como motivos, y no se descarta la posibilidad de que algunos grupos de marcas recojan cantidades contadas. La aritmética y las matemáticas resumen y simbolizan ideas. Los símbolos especiales comunican múltiplos específicos de cosas reales transformadas en una sola. Quienes son capaces de expresar el mundo a través de imágenes también son capaces de registrar cifras.


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